30 marzo 2008

Piedra de escándalo






Decía Phanfarl en un post que ya no cree en la absoluta confianza entre amantes.


¡Qué duro! si el amor parece el motor de nuestra vida: desde los deseos insatisfechos que la publicidad explota hasta la fundación de una familia para la perpetuación de la especia (en el hijo se puede vivir cantaba Mercedes Sosa).

Resulta que estamos enseñados; que toda nuestra educación (y todo lo que nos rodea nos educa) pone como tesis que el amor existe, y que además es un enamoramiento (encoñamiento es más castizo) exclusivo, en que dos son felices porque sí, porque están uno enfrente de otro, porque son dos mitades de una misma naranja...
Pero la verdad es que somos seres vivos conscientes y no medias lunas jugosas y en relieve. La verdad es que estamos aquí en el mundo y que el modo de empleo que nos dieron al nacer no es más que una hoja de ruta cobarde para seguir siendo lo que fueron nuestros antepasados: monos que se tapan los ojos y los oídos. Y que de lo poco que aprendieron que era superior a lo que sabían los demás se tapan la boca, insolidariamente, para que no salga una palabra.


"¡Conócete a tí mismo!"

Dicen que estaba escrito en el frontis del templo de Apolo en Delfos:
Ese sí mismo que los humanes tratamos de cerner desde hace por lo menos dos milenios y medio parece ser distinto de la identidad que la sociedad nos presta cuando nacemos, y que vamos eligiendo conscientemente cara a los demás a lo largo de nuestra vida...

1 comentario:

Ana dijo...

Aquí hay quince cosas diferentes para comentar, interesantes a cuál más, y yo tengo un sueño que me ca(i)go.

El amor no es exclusivo, joer, eso es una burrada y un aburrimiento.

El conocimiento: leí una vez en una novelilla frívola, veraniega, una frase que me impactó: "La información es el poder, pero sólo si no la compartes".
Quizá en eso se basa un porcentaje muy alto del espantoso funcionamiento de nuestra civilización... o quizá no...

Y respecto al templo de Apolo, vale. Pero mira qué chulos eran, que junto al templo estaba el oráculo... y hasta ahí puedo leer.

Mucho miedo, no??
Beso, perro.