25 marzo 2008

una cuestión ética 2º


La relación ética con el entorno se da entre nosotros en círculos concéntricos cada vez más grandes. El círculo más pequeño es el que engloba a la familia. Los Chichos lo expresaban muy bien: "...seguiré robando si es preciso y con estas manos noche y día sacaré adelante a mi familia..."


A partir de este núcleo los círculos se van ampliando para englobar a parientes; miembros del mismo clan (el pueblo); de la tribu (la nacionalidad); de la misma raza (je, tenemos ejemplos...), y finalmente la humanidad entera...

Las dos grandes religiones monoteístas (Islam y Cristianismo) en cuyo nombre más se ha matado, se han autoproclamado referencia y autoridad final de ese nivel de amor, y parece que a trancas y a barrancas nos vamos acercando a ese ideal...

La cobertura ética puede sin embargo ampliarse a otros seres vivos distintos de los humanos, y esta ampliación también opera en círculos: perros y caballos suelen ser los preferidos, y en muchos casos se sitúan en importancia por delante de los miembros de la misma raza, o incluso en el interior del primer círculo familiar (la familia de Los Chichos; formada por sus tres mujeres, sus catorce hijos y sus tres perros...). En esta ampliación del nivel de integración ética que va de primates a mamíferos a aves a reptiles... los insectos suelen ocupar el último lugar de los visibles.

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Pero la realidad es bien clara:

Todos los seres vivos tenemos enfrente al mismo enemigo.

todos los seres vivos somos una improbable piña de autoorganización enfrentada a la nada.

La muerte es nuestro final; y si algo vale la pena es derrotarla. Y aunque cada uno tenga que vivir su vida, y no pueda esperar dedicarla toda a derrotar el vacío, no hay razón para no tener como meta; ahí adelante; como vector atractor; la conciencia de que estamos aquí, solos, en un único barco, y de que nuestros compañeros de viaje son también seres vivos...

1 comentario:

Antígona dijo...

Creo que has encontrado el punto de vista adecuado para enfocar la cuestión, huelladeperro, el punto de vista que desarma cualquier desprecio por la vida sea cual sea la forma que ésta adopte.

Pero andamos por el mundo demasiado cortos de mira, encerrados en nuestros universos particulares, mirándonos demasiado nuestro propio ombligo como para percibir esa comunidad esencial que a todos nos une.

Deberíamos pensar más en la muerte, en nuestra propia muerte, en la muerte en general, para saber cómo tiene que ser vivida la vida que nos ha tocado en suerte. Mejor nos iría, tanto a los que podemos pensar como a aquellos a quienes negamos el pensamiento.

¡Otro beso!